Las emociones son parte de la experiencia de todos los individuos y parte de la evolución natural de todo ser humano. Por eso, antes de saber hablar podemos sentir aquello que nos asusta, aunque nuestra mente no pueda hablar ni comprender claramente, si se trata de un niño pequeño.
En el mundo moderno, la tecnología es el entretenimiento por excelencia, y nuestros niños perciben la realidad y la interpretan a partir de las experiencias visuales que atraviesan toda imaginación y pensamiento infantil mucho más que la actividad lúdica.
Los miedos en los niños:
Muchos de los miedos que manifiesta un niño, generalmente en horas nocturnas, están relacionados con la suposición de una realidad inexistente que tendría vinculación con alguna serie, película o juego que el niño presenció.
Aún, mucho antes de adquirir un lenguaje fluido y expresivo, los niños guardan recuerdos de imágenes y sensaciones que recibieron de algún video que los impactó, aunque inofensivo para la visión del adulto, lo cual acrecienta la reacción de pánico frente a estímulos cotidianos en el infante.
Las emociones, los recuerdos y la memoria sirven para formar nuestra identidad, juicios y valoraciones del mundo en que vivimos, por eso es importante no llenar al niño de experiencias irreales a través de las pantallas, pues estas solo alimentarían sensaciones engañosas y poco saludables en el proceso del desarrollo mental de todo niño.
Acciones para reducir los miedos:
Los juegos y las vivencias infantiles son la mejor forma de incentivar la creatividad, la seguridad personal y la confianza en sí mismos.
Empecemos por reducir tiempos y espacios frente a las pantallas y busquemos formas de interacción y juegos compartidos que generen risas, alegrías y recuerdos imborrables en sus vidas.
Psicóloga. Mariella Gutiérrez Sotelo.
Parte del Staff Médico de la Clínica San Judas Tadeo.
C.Ps.P. 4565
