El Miedo, Estrés y la Ansiedad como el Inicio de las Enfermedades Psicosomáticas

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2010) argumenta que “el 90% de las enfermedades tienen un principio psicosomático, esto se debe a que la influencia de la mente sobre el funcionamiento del cuerpo y los sistemas que lo integran es indiscutible”.
En el presente artículo el miedo, el estrés y la ansiedad son considerados como causas primarias de las enfermedades psicosomáticas.
Cuando hablamos acerca del miedo, si bien es cierto es una emoción natural, pero, cuando no es controlado, puede ir afectando poco a poco la salud. El miedo es una de las emociones básicas del ser humano, es innato, instintivo, pero también puede ser aprendido, es un mecanismo de supervivencia y de defensa que nos avisa que existe un peligro real o imaginario, un riesgo, amenaza; crisis o incertidumbre.

¿CÓMO AFECTA EL MIEDO A LA MENTE?

Ver Figura 01

Se observa que la mente procesa los diversos estímulos que llegan de nuestros sentidos; en algunos casos, el miedo comienza con sensaciones de agobio que provoca malestar en el individuo para pasar luego a un cuadro de tensiones, que muchas veces al no ser canalizada de manera apropiada va a generar el estrés, afectando funciones vitales como la falta de sueño y bajo apetito que comprometen el área del pensamiento para posteriormente desarrollar la enfermedad de la ansiedad. Este cuadro se iniciará con la pérdida de confianza en uno mismo, desaliento, pesimismo, inseguridad, vulnerabilidad e inestabilidad emocional; síntomas que van afectando la autoestima.
Otro responsable de las enfermedades psicosomáticas es el estrés, la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2007) define el estrés como “el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción. En términos globales se trata de un sistema de alerta biológico necesario para la supervivencia”.

El estrés en la actualidad tiene mucha importancia en la salud humana, sobre todo porque se vive cada vez más en un mundo acelerado de muchas exigencias, demandas y alta competitividad que sumado a una crisis sanitaria COVID- 19 y otros factores psicosociales como la inseguridad ciudadana y la violencia familiar,se han convertido en amenazas del día a día en la sociedad que dañan la salud mental de las personas. Hans Selye, médico fisiólogo austrohúngaro considerado como el padre del estrés, lo define como la respuesta adaptativa del organismo ante los diversos estresores denominándolo “Síndrome general de adaptación” precisando tres fases del estrés tal como se muestra en el cuadro 1 (Selye,1936).

Ver Cuadro 01

En el cuadro No 1, Selye explica que la primera fase es de alarma, significa que pone en alerta al individuo activando una respuesta ante un estímulo estresor del momento. En la segunda fase conocida como fase adaptativa o de resistencia, nuestro organismo y todas nuestras funciones psicológicas se enfrentan a los estímulos estresores desarrollando un conjunto de procesos de afrontamiento. La tercera fase, conocida como la fase de agotamiento, conlleva a un conjunto de síntomas que afecta las funciones vitales como la falta de apetito y trastorno del sueño de manera duradera o prolongada, comprometiendo seriamente los estados de ánimo, alterando las funciones intelectuales superiores.
Selye en su libro “The Stress” (1936), señala también los tres tipos de estrés y los síntomas que se desarrollan en cada uno de ellos. 

Ver (Cuadro 2)

Tanto el estrés agudo, estrés agudo episódico y el estrés crónico, tienen un punto en común: el distrés emocional, y se define como “un estado marcado por sentimientos que varían en intensidad; desde tristeza, inseguridad, confusión y preocupación, hasta la experiencia de síntomas mucho más severos como la ansiedad, depresión, ira, aislamiento social y pérdida de esperanza” (Moscoso, McCreary, Goldenfarb, Knapp & Reheiser, 2000).
La Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE 10) considera el trastorno de ansiedad como una enfermedad, otra responsable de las enfermedades psicosomáticas. Según Spielberger (1989), para definir adecuadamente la ansiedad, se debe tomar en cuenta la
diferenciación entre la ansiedad como estado emocional y la ansiedad como rasgo de personalidad, cuyas características se evidencian en el cuadro No 3 respectivamente.

Ver (Cuadro 3). 

La ansiedad es una enfermedad que afecta el funcionamiento fisiológico: se acelera el corazón, opresión en el pecho, dificultades respiratorias, tensión en los músculos, temblores en las piernas y manos, estreñimiento, diarreas, mareos, entre otros. A nivel psicológico: pensamientos negativos, falta de concentración, bloqueos, olvidos, nerviosismo, angustia, dificultad para tomar decisiones, irritabilidad, sentimientos de inferioridad y sentimientos de culpa. A nivel conductual, retraimiento en las relaciones sociales, falta de control en los impulsos, déficit o exceso de alimentación, abuso de drogas o alcohol.
Spielberger (1989) refiere que es importante tomar en cuenta el estado emocional de la ansiedad; es decir, como experimenta la persona estas emociones y cómo los síntomas la van incapacitando para un adecuado funcionamiento de su salud integral. Finalmente, las enfermedades psicosomáticas son el resultado de los conflictos no resueltos, las amenazas y situaciones de peligro que no se manejan adecuadamente y que instintivamente activan mecanismos de defensa. En la figura 2, se evidencia el proceso de interacción entre el cerebro, la mente y la enfermedad psicosomática.
El cerebro (específicamente en el sistema límbico), dirige y regula las acciones del cuerpo y funcionamiento del mismo, positiva o negativamente, dependiendo de emociones y pensamientos que hay en la mente. Por su parte la mente, desarrolla capacidades intelectuales de los seres humanos, incluyendo la conciencia, donde se experimentan los estados mentales.

Todo lo que un individuo se imagina o expresa con respecto al padecimiento de una patología, repercute en la intensidad de sus síntomas.

Ver Figura 02

Con el poder de la psique (mente) sobre lo somático (cuerpo) se desarrolla una afección física a causa del estado mental. Somatizar significa transformar la condición psicológica en síntomas físicos. En la Figura 3, se mencionan las enfermedades psicosomáticas más comunes en un individuo o paciente.

Ver Figura 03

Cabe mencionar que, para el tratamiento de las enfermedades psicosomáticas, se debe acudir de manera oportuna a la ayuda profesional multidisciplinaria, resaltando el acompañamiento del profesional en psicología para identificar la causa y ser tratadas a tiempo con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas, entre otras cosas, determinar principalmente su tipo de personalidad, hábitos y estilos de vida que pueden condicionar a la aparición de diversas enfermedades psicosomáticas; la prevención primaria, secundaria y terciaria, es muy importante. La salud biológica, salud mental y bienestar biopsicosocial son ejes importantes para una vida
saludable.

Dr. Héctor Arturo Guardamino Pajuelo
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